QUARESMA

DIUMENGE   CINQUÈ   DE  QUARESMA:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

UN   PROFETA   QUE  PLORA

José Antonio Pagola.

Jesús mai no oculta el seu afecte cap a tres germans que viuen a Betània. Segurament són els que l’acullen a casa sempre que puja a Jerusalem. Un dia Jesús rep un encàrrec: el nostre germà Llàtzer, “el teu amic”, està malalt. Al cap de poca estona, Jesús s’encamina vers el petit llogaret.

Quan es presenta, Llàtzer ja és mort. En veure’l arribar, Maria, la germana més jove, es posa a plorar. Ningú la pot consolar. En veure plorar la seva amiga i també els jueus que l’acompanyen, Jesús no pot contenir-se. També Jesús “començà a plorar” amb ells. La gent comenta: “Mireu com l’estimava”.

Jesús no plora només per la mort d’un amic molt estimat. Se li trenca l’ànima en sentir la impotència de tots davant la mort. Tots portem en el més pregon del nostre ésser un desig insaciable de viure. Per què hem de morir? Per què la vida no és més feliç, més llarga, més segura, més vida?

L’home d’avui, com el de totes les èpoques, porta clavada en el seu cor la pregunta més inquietant i més difícil de respondre: Què serà de tots i cadascun de nosaltres? És inútil intentar enganyar-nos. Què podem fer? ¿Revelar-nos? ¿Deprimir-nos?

Sens dubte, la reacció més generalitzada és oblidar i “seguir tirant”. Però, l’ésser humà, no està cridat a viure la seva vida i a viure’s a si mateix amb lucidesa i responsabilitat? ¿Només a la nostra fi hem d’apropar-nos-hi de manera inconscient i irresponsable, sense prendre cap postura?

Davant el misteri últim de la nostra destinació no és possible apel•lar a dogmes científics ni religiosos. No ens poden guiar més enllà d’aquesta vida. Més honrada sembla la postura de l’escultor Eduardo Chillida a qui, una vegada, li vaig sentir dir: “De la mort, la raó em diu que és definitiva. De la raó, la raó em diu que és limitada”.

Els cristians, de l’altra vida no en sabem pas més que els altres. També nosaltres ens hem d’acostar amb humilitat al fet fosc de la nostra mort. Però ho fem amb una confiança radical en la Bondat del Misteri de Déu que albirem en Jesús. Aquest Jesús a qui, sense haver-lo vist, l’estimem i, sense veure’l encara, li donem la nostra confiança.

Aquesta confiança no pot ser entesa des de fora. Només pot ser viscuda per qui ha respost, amb fe senzilla, les paraules de Jesús: “Jo sóc la resurrecció i la vida. Ho creus, això?” Recentment, Hans Küng, el teòleg catòlic més crític del segle vint, proper ja al seu final, ha dit que per a ell morir és “descansar en el misteri de la misericòrdia de Déu”.

 

 

 

AVISOS 5-6 D’ABRIL

 

Dijous dia 10 tenim la darrera de les celebracions comunitàries del sagrament del perdó; serà a la Parròquia de sant Pau i la presidirà el Sr. Bisbe.

 

Queda obert el termini per inscriure’s per  anar a la Missa Crismal a la Seu el dimecres sant horabaixa. Vos podeu inscriure en acabar les misses. Hi haurà un autocar que sortirà a les 17’30 h. dels llocs de costum. El preu es de 8 euros.

 

Dissabte dia 12 s’obre la Setmana Santa amb l’exposició dels estandards de les confraries i  el sermó del “Coremer” que enguany serà el Sr. Bisbe. L’acte començarà  a les 20’30 h.  en el Convent de S. Vicenç Ferrer. Aquest dia se suprimeix la missa del Convent.

 

 

Vos recordam que el diumenge del Ram se suprimeixen la missa vespertina de Sant Pau i també la de la parròquia de Crist Rei. Vos convidam a l’exercici dels dotze sermons que tindrem a les 19’00 h. a la Parròquia dels Dolors.

 

 

LA ESPERANZA ESTÁ EN LA TIERRA II
Gaia, madre tierra

MAGDALENA BENNÁSAR OLIVER,
MALLORCA.

ECLESALIA, 07/04/14.-Madre tierra, para acercarnos a tu misterio tenemos que descalzarnos. No podemos seguir pisando fuerte. Como el peregrino, si aligeramos el peso de lo que acumulamos en la mochila de nuestra vida, nuestra pisada será menos aplastante.

La tierra es un regalo que le ha costado al cosmos 16 billones de años de proceso. Todo, para que cuando despierto por la mañana pueda tomar conciencia de que estoy viva ¡milagro impresionante!, de que alguien ha hecho aire para que pueda respirar, y agua, sí agua limpia, potable que doy por supuesta, y más el aire, de momento por lo único que no pagamos, y sin el que no vivimos más que segundos. Y gracias a todo ello hay plantas y árboles y pájaros que me despiertan en primavera, como ahora, que están contentísimos… todo don, regalo, y tú y yo, formando parte integral de esa madeja de vida.

La gente nacemos y morimos y todo sigue. Pagamos grandes sumas para recibir herencias que duran lo que duran hasta que vuelven a pagar por recibirlas… pero nadie se lleva nada. Todo vuelve a Gaia, madre tierra, que nos recibe de nuevo, al final de nuestro proceso y de nuestro paso. La vida se nos transmite y la transmitimos, todo está en una continua ebullición de vida, desde la atmósfera hasta kilómetros adentro en la profundidad  del mar donde se almacena nuestro futuro oxígeno, hecho roca. ¿Habéis pensado en el milagro de la temperatura? La tierra, el aire, nuestro cuerpo, siempre dentro de un equilibrio, alguien, algo cuida del termostato, si falla… todo, todo al garete. Las grandes capas de hielo de los polos y las hojas de las selvas y bosques reflectan el sol que les llega de nuevo a la atmósfera colaborando así en que el sol caliente lo justo. Si destruimos los glaciares y cortamos más árboles, imagina el caos.

No hace falta recordar que estamos en ello. Estamos abortando  la vida intrínseca al sistema, y ese aborto tiene pocas protestas. Si destruimos la madre tierra, pisada a pisada, destruimos el hogar de todos, el que nuestro Dios nos regala para que lo gocemos y compartamos.

La pisada de Jesús es ligera. Su estilo de vida es lo contrario del de la mayoría de personas cristianas de occidente. Jesús es como un director de orquesta que nos da el tono, a cada uno de los instrumentos del mundo, para que la melodía suene a Dios, a Amor, a Vida. Para ello, afina lo que chirria o desentona: cura a sordos, a ciegos… Quita importancia al bombo y platillo dominante, llamándoles hipócritas, llamándonos falsos cuando lo somos. Jesús afina el oído y descubre, desvela la música de los que hacen poco ruido porque van descalzos y descalzas. Y nos dice que ellos y ellas son los más importantes en su orquesta.

Jesús, salía de noche, y quien duda que mirara las estrellas. En una Palestina Mediterránea de atmósfera nítida, en esas noches claras de primavera, Jesús salía a orar en compañía del mar y de las estrellas y la luna, y el sol del amanecer. Hoy diríamos era un ecologista. Su templo no tenía techo, ni muros separadores… Jesús era un amante de la tierra y del mar ¿quién lo duda?

Como dicen algunos místicos “la tierra, el cosmos también es el cuerpo de Cristo, el Cristo cósmico, como lo es el pobre y cualquier hermana o hermano de la humanidad”. Hemos luchado mucho por temas de justicia social, y de cada vez es más necesario, pero no podemos olvidar que las causas de estos problemas están en la explotación no sólo de las personas sino de la tierra. Es la violación de la tierra con sus ciclos naturales con sus tiempos necesarios de barbecho, junto con el uso de química y pesticidas para que “produzca más”, lo que va desertizando y destruyendo lo artesanal y propio de los diferentes lugares.

Volvamos a la tierra, sin botas aplastadoras. Sueña por un momento en una España, u otro país, que va repoblando los pueblos. La construcción se centra mayormente en habilitar las casas de nuestros abuelos que hoy están en venta, o sólo vamos en verano. Aprovechamos el arreglo para instalar energías renovables. Como varias familias nos animamos compartimos trabajo y  esfuerzos, podemos abrir la panadería, y la escuela, y la peluquería y la charcutería y… otro bar claro, y un centro de salud con más servicios, y la biblioteca, y recuperamos las tierras, criamos a nuestros hijos cerca de la naturaleza y nuestros mayores recuperan su espacio. Ya no tenemos que dejarles en sitios públicos para que les cuiden. De pronto todo el puzle se recoloca, y todo encaja.  Salimos de los pisos agobiantes en barrios tristes con enorme descontento por el desempleo y, como podemos, mientras las cosas arrancan, utilizamos nuestras manos y cabeza para repensar  y recrear un estilo de vida que al final es el normal, el más sano y el más justo.

Poco a poco, lo que hacemos en vacaciones, cuando vamos a los pueblos, puede ser, de una manera organizada y razonable un estilo de vida. Con las comodidades de hoy, podemos descubrir modos de vivir más en consonancia con la tierra. Con el sol de España, si sabemos utilizarlo, no sólo para el turismo de playa, sino para proveer de energía nuestros pueblos. Para aprovechar mejor la tierra y consumir lo que ella nos regala, en nuestra huerta, comer fruta madurada en el árbol, no en el súper donde cada pieza de fruta o verdura viene de cientos o miles de kilómetros en muchos casos.

A la vez que recuperar espacios, porque ahora, hay mucha tierra abandonada y lo normal es que ella nos abandone…podemos recuperar arte y cultura.  Ya sé que hay grupos que están trabajando estos temas, la pena es que son una excepción.

Cuando recuperamos la tierra, con todo lo que esta palabra significa: el cosmos, el pedazo de tierra en el que vivimos, nuestras raíces, nuestros cuerpos, también recuperamos nuestras almas. Nuestra espiritualidad no es algo abstracto, está encarnada en un estilo de vida, en una tradición de contacto con la naturaleza, respeto a las personas, escucha atenta  a los ciclos que llamamos litúrgicos y que son un reflejo de los ciclos de nuestra vida: nuestras esperas, y tiempos de dar a luz vida y proyectos, y tiempos de lucha y desconcierto, y tiempos de muerte y de vida y celebración.

Por ello, en estos días anteriores a la celebración más importante del misterio cristiano os invito a una reflexión con una imagen, la bíblica, la de Juan que nos coloca en el suelo, en la tierra, nos invita a descalzarnos, a quitarnos lo que nos hace sentir seguros, y a dejarnos lavar los pies por el Maestro, el ecólogo, amante y protector de la tierra que sacraliza con su pisada ligera. Jesús me lava de mi pisada explotadora, aplastante. Sólo se me ocurre una plegaria:

Lávame  los pies, sacúdeme la tierra que llevo pegada y que no es mía.

Sacúdeme por dentro para que salte de mi mochila el consumismo y conformismo que hacen que me pese tanto y que mi pisada aplaste.

Déjame entender que sólo descalza comprendo con el corazón y amo con la cabeza.

Que tu pisada ligera, que tanto le agrada a Jesús, nos una a los miles de personas que nos vamos hermanando por un amor genuino a la tierra y al Dios que nos la regala para que la cuidemos pisándola como de si un bebé  se tratara.(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

¡Dejémonos lavar los pies!

 

 

 

 

 

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