PENTECOSTÉS

 

 

 

Plantar cara als problemes i buscar el bé de tots. Diumenge de Pentecosta

Josep Llunell

Diumenge de Pentecosta. Cicle B

24 de maig de 2015

Parlar de l’Esperit Sant és parlar del que podem experimentar de Déu en nosaltres.
L’Esperit és Déu actuant en la nostra vida:
–la força
–la llum
–l’alè
–la pau
–el consol
–el foc que podem experimentar en nosaltres i quin origen últim està en Déu, font de tota vida.

Aquesta acció de Déu en nosaltres es produeix gairebé sempre de forma
–amagada
–silenciosa
–i muda.

El mateix creient només intueix una presència gairebé imperceptible.
A vegades sí que ens envaeix la certesa exultant, l’alegria, la confiança total de què
–Déu existeix
–Déu ens estima
–tot és possible
–fins i tot, la vida eterna.

El signe més clar de l’acció de l’Esperit és la vida.

Déu està allà on la vida es desvetlla i creix, on es comunica i s’expandeix.
L’Esperit Sant sempre és Dador de vida
–dilata el cor
–ressuscita el que està mort en nosaltres
–desvetlla l’adormit
–posa en moviment el que havia quedat bloquejat.

De Déu sempre estem rebent nova energia per a la vida, noves sorpreses, noves i renovadores esperances.


L’Esperit condueix la persona a viure-ho tot d’una forma diferent: des d’una veritat més fonda, des d’una confiança més gran, des d’un amor més desinteressat i noble, més sacrificat i alegre.

Per a bastants, l’experiència fonamental és l’amor de Déu i ho diuen amb una frase tan senzilla com “Déu m’estima.”
Aquesta experiència els retorna la seva dignitat indestructible
–els dóna forces per alçar-se de la humiliació i el desànim
–els ajuda a trobar-se amb el millor d’ells mateixos.

N’hi ha d’altres que no pronuncien la paraula “Déu” però experimenten una confiança fonamental que els fa estimar la vida i les persones malgrat tot, que els ajuda a plantar cara als problemes i a buscar el bé de tots.
Ningú viu privat de l’Esperit de Déu.


–En cada persona hi és Ell obrint-nos al millor viure i a la fraternal convivència.

Aquest és el missatge i la tasca de la festa de Pentecosta
–oberts al millor viure
–oberts a la fraternal convivència

Ens hi obrim nosaltres?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIENVENIDA AL ESPÍRITU SANTO

ECLESALIA, 22/05/15.- Del Espíritu nos hablan Mateo, Juan así como Lucas en los Hechos, al menos en tres ocasiones; y Pablo en sus cartas a los  Corintios y Gálatas. El término parakletos, que literalmente significa “aquel que es invocado”, significan cosas tan reconfortantes como mediador, defensor, consolador, el que viene en nuestra ayuda. Es la fuerza de Dios que nos transforma para infundir amor por encima de nuestras debilidades y miserias. Es, en definitiva, el que nos da luz y fuerza para mantenernos en  la esperanza y firmes en la fe del amor.

Confieso que durante años, el Espíritu Santo era el gran desconocido para mí. Poco a poco, ha ido revelándose hasta resultar una experiencia de Dios maravillosa. Como dice el papa Francisco, es el Espíritu Santo el que permite al cristiano el tener la “memoria” de la historia y de los dones recibidos por Dios.

En Pentecostés (el quincuagésimo día después de la Pascua de Resurrección) que a su vez tiene el trasfondo de la fiesta judía de la manifestación de Dios en el Sinaí, el Espíritu Santo al descender sobre los apóstoles, les hace salir de sí mismos para convertirlos en testigos de las maravillas de Dios. Y esta transformación obrada por el Espíritu se refleja en la multitud que acudió al lugar y que provenía “de todas las naciones”, porque todo el mundo escucha las palabras de los apóstoles como si estuvieran pronunciadas en su propia lengua.

Éste es un efecto esencial de la acción del Espíritu que guía y anima el anuncio del Evangelio: la unidad, la comunión. Es la contraposición a Babel como signo de la soberbia y el orgullo del hombre que quería construir con sus propias fuerzas, sin Dios, “una ciudad y una torre cuya cúspide llegara hasta el cielo”. Aunque la mayoría prescinde de que el Espíritu Santo vive dentro de nosotros y que lo hemos apagado hasta negar de manera práctica su existencia tan real como nuestra vida.

Pero los cristianos de Occidente tenemos un problema: vemos este domingo como una fiesta más de la Iglesia, fiesta de precepto (qué lenguaje, Dios mío) y festivo laboralmente hablando. Pero no es una festividad religiosa más, sino uno de los grandes días del año, en el que recordamos y proclamamos la fuerza de Dios-Amor irrumpiendo en el mundo a través de aquellas pobres criaturas humanas, acobardadas y con poca fe, los mismos que en el relato de la Ascensión todavía le preguntan a Cristo si era ese el momento en que iba a darse, por fin, la liberación política de Israel. Una fiesta que nos interpela con amor nuestra falta de fe y por tanto de valentía para la denuncia profética y el compromiso con la Buena Nueva. En Pentecostés se derrama la victoria de la Resurrección a toda la humanidad de la mano de los cristianos abiertos al amor de Dios solidaria y responsablemente. Es el gran día que debiera convertirse en el signo de la iluminación del mundo sobre las tinieblas. El chispazo que alumbre el triunfo del amor sobre todo lo demás.

Por muy pobre que nuestro bagaje de amor, solo encontraremos en el Dios de Pentecostés su fuerza sanadora y transformadora buscando lo mejor de cada persona. Es la única petición que Dios concede siempre: la revelación a quien se la pide con fe. Es decir, con ganas: Dios no cumplirá todos nuestros deseos, como cualquier madre o padre sensato, pero sí cumple todas sus promesas; y una de las más claras es que “Mi Padre dará el Espíritu Santo a quien se lo pida”.

En esta sociedad tan materialista y a la vez tan golpeada por la crisis de valores, llena de lázaros abandonados a su suerte, Dios nos renueva su fidelidad invitándonos a despertar el amor inmenso que late en nuestro interior como la fuerza del Espíritu Santo. Un tesoro dormido por la mediocridad, el egoísmo y la desesperanza. Ante una nueva fiesta de Pentecostés, dejémonos invadir por el Espíritu. Es la mejor oración, lo que más necesitamos para nosotros y para irradiar a este mundo desnortado

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AVISOS  24  MAIG  2015

Les aportacions que es facin adquirint els clavells per la festa del Sant Crist, igualment que la col·lecta de la Missa Major, seran per pagar els tres nous amplificadors de so que aquesta mateixa setmana hem adquirit, i que han costat 2.055 euros. Moltes gràcies!

 

 

 

CONFERÈNCIA   "EN   DIRECTE"…

 

VINGUDA   DE  L'ESPERIT:

 

 

 

Ivocación al Espíritu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ven, Espíritu Santo. Despierta nuestra fe débil, pequeña y vacilante.

Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios, nuestro Padre, a todos sus hijos e hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si se apaga esta fe en nuestros corazones, pronto morirá también en nuestras comunidades e iglesias.

Ven, Espíritu Santo. Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.

Ven, Espíritu Santo. Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes, sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que, en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado por la nostalgia.

Ven, Espíritu Santo. Purifica el corazón de tu Iglesia. Pon verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos como todos: frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad y humildad.

Ven, Espíritu Santo. Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo y, sobre todo, las personas. Que aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados. Si cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el rostro de tu Iglesia. Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor su cercanía, su comprensión y solidaridad hacia los más necesitados. Nos pareceremos más a nuestro Maestro y Señor.

Ven, Espíritu Santo. Haz de nosotros una Iglesia de puertas abiertas, corazón compasivo y esperanza contagiosa. Que nada ni nadie nos distraiga o desvíe del proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno, más amable y dichoso, abriendo caminos al reino de Dios.

José Antonio Pagola

Pentecostés – B
(Juan 20,19-23)

24 de mayo 2015

 

 

 

 

FESTA   DEL   SANT   CRIST:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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