TEMPS DURANT L’ANY

 

DIUMENGE  15º   DURANT  L'ANY;

Sembrar

Al terminar el relato de la parábola del sembrador, Jesús hace esta llamada: “El que tenga oídos para oír, que oiga”. Se nos pide que prestemos mucha atención a la parábola. Pero, ¿en qué hemos de reflexionar? ¿En el sembrador? ¿En la semilla? ¿En los diferentes terrenos?

Tradicionalmente, los cristianos nos hemos fijado casi exclusivamente en los terrenos en que cae la semilla, para revisar cuál es nuestra actitud al escuchar el Evangelio. Sin embargo es importante prestar atención al sembrador y a su modo de sembrar.

Es lo primero que dice el relato: “Salió el sembrador a sembrar”. Lo hace con una confianza sorprendente. Siembra de manera abundante. La semilla cae y cae por todas partes, incluso donde parece difícil que la semilla pueda germinar. Así lo hacían los campesinos de Galilea, que sembraban incluso al borde de los caminos y en terrenos pedregosos.

A la gente no le es difícil identificar al sembrador. Así siembra Jesús su mensaje. Lo ven salir todas las mañanas a anunciar la Buena Noticia de Dios. Siembra su Palabra entre la gente sencilla que lo acoge, y también entre los escribas y fariseos que lo rechazan. Nunca se desalienta. Su siembra no será estéril.

Desbordados por una fuerte crisis religiosa, podemos pensar que el Evangelio ha perdido su fuerza original y que el mensaje de Jesús ya no tiene garra para atraer la atención del hombre o la mujer de hoy. Ciertamente, no es el momento de “cosechar” éxitos llamativos, sino de aprender a sembrar sin desalentarnos, con más humildad y verdad.

No es el Evangelio el que ha perdido fuerza humanizadora, somos nosotros los que lo estamos anunciando con una fe débil y vacilante. No es Jesús el que ha perdido poder de atracción. Somos nosotros los que lo desvirtuamos con nuestras incoherencias y contradicciones.

El Papa Francisco dice que, cuando un cristiano no vive una adhesión fuerte a Jesús, “pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”.

Evangelizar no es propagar una doctrina, sino hacer presente en medio de la sociedad y en el corazón de las personas la fuerza humanizadora y salvadora de Jesús. Y esto no se puede hacer de cualquier manera. Lo más decisivo no es el número de predicadores, catequistas y enseñantes de religión, sino la calidad evangélica que podamos irradiar los cristianos. ¿Qué contagiamos? ¿Indiferencia o fe convencida? ¿Mediocridad o pasión por una vida más humana?

José Antonio Pagola13 de julio de 2014
15 Tiempo ordinario (A)
Mateo 13,1-23

 

 

 

 

 

DIUMENGE  14º   DURANT  L'ANY

 

14 Tiempo ordinario (A) Mateo 11, 25-30
TRES LLAMADAS DE JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,

ECLESALIA, 02/07/14.- El evangelio de Mateo ha recogido tres llamadas de Jesús que hemos de escuchar con atención sus seguidores, pues pueden transformar el clima de desaliento, cansancio y aburrimiento que a veces se respira en alguno sectores de nuestras comunidades.

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados. Yo os aliviaré”. Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que viven su religión como una carga pesada. No son pocos los cristianos que viven agobiados por su conciencia. No son grandes pecadores. Sencillamente, han sido educados para tener siempre presente su pecado y no conocen la alegría del perdón contínuo de Dios. Si se encuentran con Jesús, se sentirán aliviados.

Hay también cristianos cansados de vivir su religión como una tradición gastada. Si se encuentran con Jesús, aprenderán a vivir a gusto con Dios. Descubrirán una alegría interior que hoy no conocen. Seguirán a Jesús, no por obligación sino por atracción.

“Cargad con mi yugo porque es llevadero y mi carga ligera”. Es la segunda llamada. Jesús no agobia a nadie. Al contrario, libera lo mejor que hay en nosotros pues nos propone vivir haciendo la vida más humana, digna y sana. No es fácil encontrar un modo más apasionante de vivir.

Jesús libera de miedos y presiones, no los introduce; hace crecer nuestra libertad, no nuestras servidumbres; despierta en nosotros la confianza, nunca la tristeza; nos atrae hacia el amor, no hacia las leyes y preceptos. Nos invita a vivir haciendo el bien.

“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso”.

Es la tercera llamada. Hemos de aprender de Jesús a vivir como él. Jesús no complica nuestra vida. La hace más clara y más sencilla, más humilde y más sana. Ofrece descanso. No propone nunca a sus seguidores algo que él no haya vivido. Nos invita a seguirlo por el mismo camino que él ha recorrido. Por eso puede entender nuestras dificultades y nuestros esfuerzos, puede perdonar nuestras torpezas y errores, animándonos siempre a levantarnos.

Hemos de centrar nuestros esfuerzos en promover un contacto más vital con Jesús en tantos hombres y mujeres necesitados de aliento, descanso y paz. Me entristece ver que es precisamente su modo de entender y de vivir la religión lo que conduce a no pocos, casi inevitablemente, a no conocer la experiencia de confiar en Jesús. Pienso en tantas personas que, dentro y fuera de la Iglesia, viven “perdidos”,(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

 

 

 

TRES CRIDES DE JESÚS

José Antonio Pagola.

L’evangeli de Mateu ha recollit tres crides de Jesús que hem d’escoltar amb atenció els seus seguidors, ja que poden transformar el clima de desànim, cansament i avorriment que de vegades es respira en alguns sectors de les nostres comunitats.

“Veniu a mi tots els qui esteu cansats i afeixugats, i jo us faré reposar”. És la primera crida. S’adreça a tots els que viuen la seva religió com una càrrega pesada. No són pocs els cristians que viuen aclaparats per la seva consciència. No són grans pecadors. Senzillament, han estat educats per tenir sempre present el seu pecat i no coneixen la joia del perdó continu de Déu. Si es troben amb Jesús, se sentiran alleujats.

Hi ha també cristians cansats de viure la seva religió com una tradició gastada. Si es troben amb Jesús, aprendran a viure a gust amb Déu. Descobriran una alegria interior que avui no coneixen. Seguiran Jesús, no per obligació sinó per atracció.

“Accepteu el meu jou, perquè és suau, i la meva càrrega, lleugera”. És la segona crida. Jesús no atabala ningú. Al contrari, allibera el millor que hi ha en nosaltres ja que ens proposa viure fent la vida més humana, més digna i més sana. No és fàcil trobar una manera més apassionant de viure.

Jesús allibera de pors i de pressions, no els introdueix; fa créixer la nostra llibertat, no les nostres servituds; desperta en nosaltres la confiança, mai la tristesa; ens atrau cap a l’amor, no cap a les lleis i preceptes. Ens convida a viure fent el bé.

“Feu-vos deixebles meus, que sóc benèvol i humil de cor, i trobareu el repòs”. És la tercera crida. Hem d’aprendre de Jesús a viure com ell. Jesús no complica la nostra vida. La fa més clara i més senzilla, més humil i més sana. Ofereix descans. No proposa mai als seus seguidors una cosa que ell no hagi viscut. Ens convida a seguir-lo pel mateix camí que ell ha recorregut. Per això pot entendre les nostres dificultats i els nostres esforços, pot perdonar les nostres ineptituds i errors, animant-nos sempre a aixecar-nos.

Hem de centrar els nostres esforços en promoure un contacte més vital amb Jesús en tants homes i dones necessitats d’encoratjament, de descans i de pau. M’entristeix veure que és precisament la seva manera d’entendre i de viure la religió el que condueix a no pocs, gairebé inevitablement, a no conèixer l’experiència de confiar en Jesús. Penso en tantes persones que, dins i fora de l’Església, viuen “perduts”, sense saber a quina porta trucar. Sé que Jesús podria ser per a ells la gran notícia.

 

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