23/02/15.- Empieza la Cuaresma un año más. Han pasado ya diez años desde que escribí sobre este tema. He vuelto a leer el artículo (ECLESALIA, 18/02/05) con ánimo de ponerme a tono ante la llegada de la Cuaresma. ¡Qué livianas me parecen mis palabras de entonces! Después de tres mil seiscientos cincuenta y pico días y, aunque “lo escrito, escrito está” y era para un tiempo concreto, han cambiado muchos las cosas. Entonces aún nadábamos en la abundancia (o eso creíamos); aún no habían saltado por los aires los engranajes de un pozo de corrupción financiera, económica y política a nivel mundial; aún no nos sonaban nombres como Lemans Brothers, Prima de Riesgo, Rescate, Perdonar Deuda a países del Bloque Occidental; aún no aguantábamos un Paro desorbitante pues fluía dinero no controlado (eso se ha visto luego); había Paro pero no a los niveles que tocamos ahora. Aunque es buena la memoria y recordemos que, aún en la abundancia, la denominación “mileurista” es de aquellos tiempos. Aún podíamos hablar del 0,7 para los países en vías de desarrollo; aún… aún no había estallado la Crisis. Aquí estoy de vuelta preguntándome como hace 10 años si el ayuno y la abstinencia tienen un sentido traducido a nuestros días: los del año 2015, después de siete años de caída libre y recortes sociales hasta en lo más esencial y pagando siempre los de abajo. ¿Cómo vivir el ayuno y la abstinencia en este momento cuando ya casi no sirven los planteamientos de hace unos pocos años? … Y si el ayuno y la abstinencia se convirtieran en ayuda y asistencia a quienes no tienen ingresos. … Y si la denuncia de las injusticias se convirtiera en un deber diario sumando voces más allá de ideas y colores políticos. … Y si empezáramos a hacer gestos de apoyo mutuo, intercambiando tiempo y cuidado unos por otros. … Y si la televisión pasara a un segundo o tercer plano en la realidad de nuestros hogares. De esto ya hablaba en el anterior… pero seguimos dependiendo más y más de los medios. … Y si apagamos el móvil de vez en cuando. No dije poner en vibración ni en silencio (¡hace diez años no teníamos whatsapp!) digo practicar la desconexión como una forma de terapia. … Y si diéramos tiempo a la conversación, a la escucha, a dar nuestro tiempo con quienes están más solos. … Y si hiciéramos más cosas de esas que no cuestan dinero. … Y si no nos dejáramos saquear por las grandes compañías y exigiéramos un trato más humano, por ejemplo: no hablar con ordenadores por teléfono; no pagar por pedir información a un banco, aseguradora o compañía de telefonía; no dar datos personales sin que a su vez nos faciliten los de la empresa. … Y si cada vez más participáramos en Mareas (blancas, verdes… científicas, artísticas, etc.) que siguieran impulsado la protesta ante tanto despropósito. … Y si fomentáramos el encuentro interreligioso en pequeños detalles de la vida para que dejáramos de mirar “al otro” como estereotipo, el diferente, el “no-yo”. … Y si dedicamos más tiempo al silencio, a la oración, a la meditación para recobrar energía y sentido, necesarios para salir al ruedo de la vida de todos los días. … Y si dejáramos de escuchar tanta confrontación y violencia política hasta que se dieran cuenta de que hay que ponerse de acuerdo en beneficio de todos y en perjuicio de los que abusan y se corrompen. … Y si en esta Cuaresma, el ayuno es el de muchos padres que han visto partir a sus hijos a buscar trabajo en otros países. Ayunar de hijos… es muy triste. … Y si en esta Cuaresma, la abstinencia la vemos materializada en quienes se abstienen de ir a su casa, porque han sido desahuciados por los bancos; en quienes esperan su medicación contra el cáncer, la hepatitis C (y otras) que no llega porque el presupuesto se gastó en otra cosa. Creo que después de estos 10 años, el ayuno y la abstinencia que es mucho más que si como carne o pescado, se han convertido para muchas personas en el modo de vida; una vida no elegida pero sí sufrida. Cáritas sabe muy bien qué es ayunar y qué es abstenerse mucho más de 40 días. La Cuaresma puede ser el principio de un camino de conversión. Los cuarenta días que dura es el pistoletazo de salida. Si algo caló, el año se quedará pequeño para vivir una vida en coherencia y solidaridad y querremos comprometernos cada día de nuestra vida. Que no tengamos que escuchar un año más las palabras de Jesús: “¿Todavía no comprendéis ni entendéis nada?” (Mc 8, 14-21). No, no atendemos, no entendemos y no comprendemos; por mucho que nos advierta seguimos tragando la levadura de los que engañan y manipulan. Unas palabras del Papa Francisco en su Mensaje para la Cuaresma 2015 también ayudarán en este tiempo: “Toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres”. Vayamos, entonces, como mujeres y hombres libres: con ojos que miran y ven; oídos que oyen y saben escuchar; con mente que clara que sepa discernir y no se deje manipular; y con un corazón atento y amante ante el sufrimiento humano. Sin olvidar la alegría que produce la levadura que, compartiendo el pan con otros, al final sobra.
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PRIMER DIUMENGE DE QUARESMA:
Empujados al desierto
Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.
Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús.
En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Solo que provienen de «Satanás», el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios. Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en todos aquellos que lo quieren desviar de su misión, incluido Pedro.
El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven». Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos de la creación, evocan la cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión.
El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis, secularización, rechazo por parte del mundo moderno… Pero tal vez, desde una lectura de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos.
Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación que hemos de agradecer a Dios. Él seguirá cuidando su proyecto. Solo se nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo.
José Antonio Pagola
1 Cuaresma – B
(Marcos 1,12-15)
22 febrer 2015
Cap a una estimació verdadera,
pràctica, operativa.
Diumenge 1r de Quaresma
Diumenge primer de Quaresma. Cicle B
22 de febrer de 2015
El primer que se’ns diu de Jesús un cop va ser batejat per Joan és que l’Esperit l’empenyia.
Jesús va ser un home portat per l’Esperit, no per altres interessos o apetències.
Cap a on el va conduir l’Esperit?
Cap al desert.
Què era el desert?
En aquells temps el desert era la ruptura total amb el sistema de vida i de societat que aleshores es vivia.
Jesús ha sigut decisiu en la història de la humanitat.
Ho ha sigut, sobretot, per la seva forma
– d’entendre la vida
– les relacions humanes
– el poder
– el valor del diner
– la importància dels pobres, dels últims, dels que pateixen.
I també ha sigut decisiu perquè va donar un gir copernicà
– a la religió
– i a la nostra idea sobre Déu.
I de seguida es va posar a dir que ja estava ben a prop el Regne de Déu.
Aquesta és la Bona Notícia.
Bona perquè anuncia una vida diferent, una societat diferent, una felicitat per a tothom, una esperança pels pobres, pels malalts, pels que pateixen, pels que ja han perdut tota esperança.
Déu sempre es deixa trobar pels que el busquen amb cor sincer. Això és la Quaresma: el retorn cap a Déu i cap a l’estimació dels germans: estimació verdadera, pràctica, operativa.
Com la rebem nosaltres aquesta Bona Notícia?
– amb la indiferència del tant se me’n dóna –i això seria molt greu–,
– o bé amb la gratitud del creient que se sap ben orientat –i això és motiu d’esperança estimulant i creativa?
Com la rebem la Bona Notícia del retorn cap a Déu i de l’estimació cap als germans?
Siguem de debò pràctics i concretem.